El cuidado de personas dependientes, en el centro del debate público y laboral en España.
El cuidado de personas dependientes gana protagonismo en la agenda pública y en la vida de miles de familias. El borrador del Real Decreto-ley de reforma del Estatuto de los Trabajadores plantea ampliar a 10 días el permiso retribuido por fallecimiento de familiares cercanos y crear un nuevo permiso de 15 días para cuidados paliativos, con posibilidad de uso flexible. La medida, solicitada por los agentes sociales, reconoce que el duelo y los cuidados requieren tiempo y dignidad.
Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística son claras confirmando que España es un país que envejece. Para 2035 la esperanza de vida alcanzará los 82,5 años en los hombres y los 87,4 en las mujeres. Y la población mayor de 65 años pasará del 20,1 % actual, al 26 %. Un porcentaje que se incrementará hasta el 30,4 % en el año 2050. Este contexto, unido al descenso de la natalidad, tensiona la conciliación de quienes cuidan y trabajan.
Radiografía de los cuidados: más intensos y más visibles
Según el I Estudio del Observatorio de los Cuidados (Cinfa, con aval de la SEGG), el 51,1 % de los cuidadores pertenece a la denominada «generación sándwich», aquellos que atienden a los mayores y a los hijos. Y el 77,6 % compagina la labor de cuidado con un empleo.
Una consulta realizada por InfoJobs sobre “Cuidados y vida laboral” revela que el 55 % de los trabajadores con personas a cargo percibe alto impacto del cuidado en su vida laboral (absentismo, reducción de jornada, renuncia a oportunidades). Y también constata que un 13 % de los profesionales en España es responsable del cuidado de otra persona (excluyendo cuidado exclusivo de menores). De ellos, el 71 % cuida a personas mayores, el 27 % a enfermos con lesiones permanentes, el 14 % a personas con lesiones temporales y el 7 %, además, supervisa a menores.
Carga de tiempo y brecha de género
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Tres de cada cuatro cuidadores asumen el cuidado íntegramente.
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El 29 % de los cuidadores declara dedicación intensiva (más de 5 horas/día al menos 4 días/semana).
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La intensidad es mayor en mujeres cuidadadoras : 33% frente a 25% en hombres.
El impacto que más comentan los cuidadores es el cansancio mental (en el 46 % de los casos) y el físico ( en el 40 % de los casos. Un cansancio que es más acusado en las mujeres que en los hombres. Además, el 34 % de los consultados reconoce que ese cuidado afecta a su vida social. Y también a su vida laboral: el 20 % ha renunciado a oportunidades laborales y el 16 % ha reducido su jornada laboral.
El informe también refleja que el 30 % de los cuidadores necesita interrumpir su trabajo para atender a la persona que está a su cargo. Un 26 % asegura que ha faltado al trabajo por motivos de cuidado. Y, entre quienes se ausentaron sin baja el último año, el 49 % son cuidadores (casi todos los casos para atender a un familiar), frente al 31 % de los no cuidadores.
Empleabilidad: barreras para volver al mercado laboral
Entre cuidadores desempleados:
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49% identifica el cuidado como obstáculo para reincorporarse (frente a 29% que no lo vincula).
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Principales frenos: coste de delegar (43%) y limitaciones horarias (39%).
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También pesan el agotamiento mental (≈33%) y la reticencia a delegar (≈31%).
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2 de cada 3 son mujeres, con dedicación intensiva en el 49% de los casos.
Diferencias territoriales
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Responsabilidad íntegra del cuidado: porcentajes más altos en Cataluña (34%) y Comunidad Valenciana (29%).
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Dedicación intensiva: destaca Andalucía (28%) —asociada, además, a un impacto elevado en la vida laboral (59%).
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En el extremo contrario, País Vasco registra 21% de dedicación intensiva; en Madrid, 41% declara impacto relevante del rol cuidador en su vida laboral.












