Hace unos días, durante un almuerzo de trabajo, vi que una persona conocida se dirigía a mí para saludarme. Lo que en principio podría parecer una escena social normal, para mí fue una oportunidad de empoderamiento, poniendo límites a alguien que ya me había mostrado su cara más tóxica.
En otro momento, ése que yo recordaba, se había burlado de mis intervenciones durante una rueda de prensa, a pesar de que él no es periodista, sino fotógrafo. Lo hizo, además, de manera gratuita. Pensé entonces que esta persona quizá tenía un mal día.
Así que, en esta nueva ocasión, lo vi venir hacia mí y, cuando estaba más cerca, desvié mi atención hacia otra compañera que en ese momento me preguntaba algo. Al cabo de unos minutos, volvió a la carga y, entonces sí, me saludó. Respondí al saludo verbal simplemente, sin dar dos besos, como hacía con los demás.
“Cuando alguien está herido percibe las relaciones como una amenaza, mostrando su cara más tóxica y hostil”, dice Oriol Lugo, doctor en Psicología y coach. “Es como un zorro que está atrapado y gimiendo; si te acercas a liberarlo, es posible que te lleves un mordisco”.
“La toxicidad se explica, que no se justifica, por estar en la llamada rueda de la violencia, esto es, la exposición a la agresividad durante la infancia o adolescencia hace más fácil que se desarrolle posteriormente de adulto”, dice Lugo, que ha participado en una de las entrevistas virtuales que Javier Millán realiza para Escuela de Inspiración.
Para Oriol Lugo, estas personas que replican lo que han vivido anteriormente en su vida, a veces generan conductas tóxicas, que pueden herir al círculo de conocidos, familiares y amigos.
Este experto considera necesario que te des cuenta de las banderas rojas que pueden indicarte que esa persona tiene conductas tóxicas, sea cual sean sus motivos. “La persona es un ser humano en todos los lugares, es decir, no distingue su conducta según esté en familia o en el trabajo”, dice Oriol Lugo, que recomienda ser consciente de estas “red flags” (banderas rojas) o indicadores de toxicidad:
¿Qué puedes hacer ante estos y otros signos de toxicidad? Lo primero es reconocer estas conductas en el otro. Puedes reflexionar y preguntarte ¿cómo me siento yo ante esta conducta? ¿Qué emociones produce en mí?
“Puedes elegir entre seguir el mismo patrón que la persona con toxicidad o ser agente de paz, diciendo ‘no sigo por ese camino, no voy a vengarme”, dice Oriol Lugo, que propone la fórmula de la asertividad conocida como DEPA (Descripción, Emoción, Proposición y Agradecimiento).
No obstante, si no se cumpliera, es decir, si a pesar de describir la situación, expresarle qué emociones te provoca, pedirle que deje de comportarse así y agradecerle y resulta que la otra persona sigue erre que erre, Oriol Lugo propone establecer límites:
“No se trata de justificar al otro, aunque sí de entender por qué y para qué hace lo que hace”, dice Oriol Lugo; “sin aguantar sus conductas en ningún momento, si te das cuenta de que no hay clima, puedes irte desde el minuto uno”.
Lo cual no implica abandonar a la primera de cambio, ya que “puede ser todo un reto del que se puede aprender”, dice Oriol Lugo; “no obstante, es preciso que te des cuenta de aquello que para ti no es tolerable y, en caso de ser necesario, buscar ayuda, acompañamiento”.
¡Feliz Manejo de la Toxicidad! ¡Feliz Coaching!
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