Entre las consecuencias recurrentes del envejecimiento figura la disminución de la capacidad para oír. El problema con la patología es que se presenta de forma paulatina, aspecto que, en muchos casos, impide su detección.
Sin embargo, existen síntomas o señales claras que alertan de la deficiencia. La detección oportuna permite acudir a el sitio web dónde espera lo último en tecnología de ampliación y recibir la asesoría según el caso.
Confusión
La principal señal de alerta de la deficiencia auditiva es la sensación de confusión al intentar oír lo que dicen los demás. El adulto mayor tiene la impresión de que el resto de las personas no articula.
Cada vez necesitan elevar más el volumen del televisor para entender las conversaciones o diferenciar detalladamente los sonidos. En entornos donde varias personas hablan en simultáneo, es común perderse entre las palabras o parte de ellas.
Dificultad para comprender
Otros síntomas recurrentes de la pérdida auditiva en la edad adulta es la tendencia a confundir las sílabas y la imposibilidad de entender a las personas en entornos ruidosos.
Quienes padecen la deficiencia tienden a elevar su tono de voz y pedir a otros que repitan lo que dicen.
¿Cómo diferenciar la pérdida auditiva o sordera?
Es importante aclarar que la pérdida auditiva no es lo mismo que la sordera; durante la tercera edad, la primera suele ser consecuencia de la presbiacusia. Perder la capacidad de oír es un fenómeno natural a partir de los 50 debido al deterioro gradual de las células ciliadas del oído interno.
La sordera es consecuencia de factores congénitos, consumo de medicamentos ototóxicos o traumatismos agudos, por lo que generalmente, se presenta de forma súbita y unilateral.
