A mi abuelo

Con las manos tapando la cara cubro mi llanto,
la pena gastada corta el aire a la garganta.
Pequeños silbidos laten fuera del alma,
como queriendo unirse al hilo invisible
que separa la vida de la parca.

Adiós alma buena.
Te besé en la cara,
una lágrima se resbalaba por la mía
para caer en la tuya…
inerte, fría, helada.

Cuerpo… ahora recuerdo
y sin alma.
Desnudo
posado en la caja.
Adiós pequeño gran amigo.
Naciste en otoño y te llevó el invierno.
Yo nací en invierno
y tú me llevaste en primaveras de la mano
por los jardines del verano…

Nos volveremos a ver.
Te quiero abuelito.
Te querré siempre.

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