¿Cuánto tiempo hace que no te escuchas? ¿Recuerdas cuándo fue la última vez en la que te pusiste como prioridad? ¿Conoces la primera regla del cuidado de los demás? ¿Te has parado a pensar cómo estás en un momento determinado? ¿Quién cuida de ti, cuidadora?
Hace más o menos un mes he acompañado a una de mis personas favoritas durante un proceso hospitalario en el que, finalmente, todo ha salido muy bien.
Ha sido una semana difícil en la que, sinceramente, no estaba muy segura de poder dar la respuesta que la otra persona requería. ¿La razón? Pues que, nada más empezar a hacerme cargo, algo en mi interior empezó casi a gritar: “Y tú, ¿cuánto hace que no te escuchas?, ¿quién cuida de ti?”
“Me he dado cuenta de que llevo años sin preguntarme cómo estoy”, dice Álex Rovira, conferenciante y escritor, citando a una de sus alumnas; “siempre pendiente de los demás, con amor, aunque olvidándome de mí”.
“No es que me duela algo concreto, es que estoy cansada de fondo ya que me acostumbré a seguir, sin preguntarme si yo también necesitaba sostén”.
“Cuidar también es amar, aunque, a veces, en ese dar constante, uno se olvida de sí sin darse cuenta”, dice el autor de La brújula interior o de Cuentos para quererte mejor, “pues no todas las heridas se ven y el mayor desgaste puede venir de no darse permiso para sentir”.
“Es por eso que, cuando hablo de transformación, no siempre me refiero a cambiar quién eres, sino a la necesidad de recordarte, de hacerte un lugar en tu propia vida”, dice Rovira.
“Imagínate que sales al bosque y te desorientas; en esa situación no sabes hacia dónde ir, ni qué pasos dar”, dice la coach Neus Monfort. “Puedes pasarte horas dando vueltas y cada vez estás más cansado y perdido, hasta que paras, te serenas, analizas, buscas señales, te orientas con alguna señal o encuentras a alguien que te indica el camino y empiezas a dar pasos certeros”.
“Es lo que pasa mayoritariamente en nuestra vida”, dice Monfort; “andamos en automático, deambulamos, sin saber qué queremos, hasta que una crisis nos invita a mirar hacia adentro, a ver señales, recapitular y enfocar nuestros pasos”.
Es posible que cada vez más gente se interiorice, descubra su poder interior, identifique a donde quiere ir y deje de deambular., “todo ello sin necesidad de pasar por crisis”, dice la coach; “aunque, para eso, hay que estar dispuesto a parar”.
No obstante, ¿qué ocurre cuando te paras? ¿por qué te cuesta detenerte? “Parar da miedo, pues cuando te detienes, escuchas y, cuando escuchas, no te gusta todo lo que oyes”, dice Neus Monfort; “aunque, si no lo haces, te obligas a caminar sin rumbo, repitiendo patrones que ya no te sirven”.
“¿Cuántas veces te has encontrado avanzando solo por inercia?”, pregunta Neus Monfort; “enganchado a la rueda del hámster, diciéndote que ya cambiarás, que esto pasará solo o que la vida te rescatará de alguna forma”.“Y mientras tanto, se te va pasando la vida sin un rumbo claro, sin propósito alguno, sin ti”.
¿Cómo entrenar para saber parar y escucharte? Neus Monfort y Álex Rovira te proponen lo siguiente:
“¿Y si te dijera que existe una forma de mirar la vida que te lo cambia todo?”, dice la coach Neus Monfort. La verdad que no puedo estar más de acuerdo. Si has llegado hasta aquí, te digo enseguida el porqué.
“Cuando decides dejar de deambular y empezar a caminar con conciencia, algo dentro de ti se alinea”, dice Monfort; “ya no caminas por impulso, sino desde el propósito, desde la presencia, es decir, desde ti”. Para Monfort, “esto se nota en todo: en tu energía, tus relaciones o en cómo respondes a lo que la vida te trae”. “Ya no esperas a que algo o alguien te rescate, pues sabes que eres tú quien elige cómo moverse, cómo mirar y cómo avanzar”.
Las preguntas que me hice a mí misma tenían una respuesta coincidente: desde que alcanza mi memoria, he cuidado de los que me rodean, sin importar lo que costara, aunque olvidándome completamente de mí.
El reto que me traía la vida al tener que ocuparme de esa persona favorita venía envuelto con papel de seda en el que, escrita con letras doradas, había una cuestión: ¿Quién cuida de ti, cuidadora?
Me sentía perdida, desorientada, incómoda, apagada y, sobre todo, triste, muy triste.
Tras buscar ayuda en mi gente cercana, con opiniones diversas que me aconsejaban desde que evitara hacerlo si no sentía la fortaleza suficiente, hasta que todo estaba bien y que tenía las herramientas emocionales para seguir adelante, sin mirar a ningún otro lado, he hallado la solución.
Me he formulado una de esas preguntas poderosas que tanto nos gustan a los coaches: ¿Cuándo fue la última vez que paré de verdad?
¿Cuándo lo he hecho no para evadirme o distraerme, sino para mirarme y escucharme? Ha sido entonces cuando me he dado permiso para sentir sin juzgarme, con ternura y consciencia.
Y es que, como dice Neus Monfort, “respira, quiérete y avanza, ya que la vida te ama y te enseña a través de las personas que te rodean y de los hechos que te suceden, aún si se trata de una experiencia desagradable o de un conflicto”. “Sólo cuando te detienes con presencia, puedes retomar el camino desde el alma”.
¡Feliz Autoescucha desde la Ternura! ¡Feliz Coaching!
La residencia Amavir Oblatas, nominada a los Premios Nacionales de Reputación Enfermera del Consejo General…
El escritor Alexandre Escrivà, que comparte su tiempo entre la música y la literatura, reconoce…
El movimiento entre los saltos de almohada, hora imaginada, oscura y llena de luz.…
Marta Millá nos presenta su novela El azul imposible, una historia que quiere dar visibilidad…
Según el 17º informe #TuEdadEsUnTesoro, sigue creciendo el número de personas mayores de 50 años…
Un año más, Amavir celebra sus campamentos intergeneracionales de verano De acampada con mis abuelos.…