Tener pensamientos negativos, incluso catastróficos, es algo que suele ocurrirnos a casi todos. De hecho, podemos llegar a creer que tan sólo por el mero hecho de pensar en algo provocamos que suceda.
De poco vale que se diga que ni siquiera el 10% de lo que imaginamos llegue a producirse, dado que nuestra capacidad creativa es alta, muy alta.
Así que del total de pensamientos que, de media, tiene una persona diariamente (entre 60.000 y 80.000) resulta que el 80% son de corte negativo, cuando no apocalíptico.
¿Cómo abandonar este bucle mental? “El primer paso consiste en desear salir de ese torbellino de pensamientos; es preciso tenerlo en cuenta”, dice la terapeuta integral Carolina Iribarnegaray.
Esta experta, que ha participado recientemente en el taller “Sal de tu mente, entra en tu vida”, organizado por Psicorumbo, considera posible dominar la mente al llevarla a un estado de calma.
Para ello se requiere conocerla y esto supone utilizar tres elementos básicos, tales como la paciencia (evitar querer hacerlo ya, sin darte tiempo, aunque con constancia y haciendo un poco cada día), la práctica (implica estar atento a cuáles son tus necesidades de defensa o por qué piensas de la forma en que piensas) y la disciplina (te permite lograr metas y obtener objetivos).
“El pensamiento es una función superior de la mente, aunque habitualmente no la usemos como tal”, dice Iribarnegaray, que recomienda la meditación como estrategia frente al modo negativo de pensamiento.
“Existe una diferencia entre pensar y meditar, pues mientras en el primer caso no siempre existe una intención, es decir, no siempre se es consciente de que se está pensando, en el caso de la meditación, se produce un bloqueo de estímulos para la consecución de un fin”, dice esta experta; “en meditación se puede observar con desapego”.
Las claves para confrontar los pensamientos catastrofistas son, según Carlolina Iribarnegaray, los siguientes:
En la teoría de los tres elefantes, uno representa a la mente, un segundo al cuerpo y el tercero a la emoción. Se trata de otra herramienta empleada para reducir el malestar en cualquiera de las tres áreas, de tal forma que cuando es el cuerpo el que presenta inestabilidad, mente y emoción, que están calmados, actuarán como equilibrio del primero, serenándolo.
Lo mismo ocurre si se trata de la emoción o del elefante de la mente, pues sucede por resonancia, según Iribarnegaray; “no se desbocan los tres elefantes a un tiempo, de ahí que esta herramienta haya que aplicarla antes de entrar en crisis”
Es por esto que, antes de que se nos vaya de las manos, podemos aplicar una serie de tips o claves para dejar de pensar y conseguir salir del bucle del pensamiento negativo:
Si has llegado hasta aquí, comparto contigo una anécdota divertida que ayuda a comprender que la mente es maleable al 100%, por lo que admite entrenamiento en positivo.
Cuando era adolescente, una de mis compañeras de clase tenía un truco que ella consideraba infalible para saber con antelación si aprobaría o no el examen de turno.
Daba igual que hubiera estudiado mucho o poco para la prueba (solía ser lo primero, por cierto). Consistía en que el mismo día del examen, mientras se desplazaba en transporte público al centro, al salir de la estación de metro cercana, contaba el número de escalones de uno de los accesos. Si el número era par, aprobaba; si era impar, suspendía.
Nunca se trataba de la misma escalera o del mismo acceso de salida. Mi compañera Anabel cambiaba el método de selección según se lo dictaba su intuición previa al examen.
Ahora comprendo que quien marcaba la pauta no era tanto su intuición como su miedo, su temor a la prueba misma, particularmente si quien la examinaba era la profesora de matemáticas, que era su tía.
Creo que éste fue mi primer caso observable de profecía autocumplida, es decir, un modo de funcionamiento de su mente que, de forma consciente, atraía el pensamiento negativo.
El caso es que no recuerdo si alguna vez llegó a suspender un examen de matemáticas, a pesar de lo que le revelaran los escalones de la estación del metro. Cuando la enfrentaba al resultado erróneo de su predicción ella eludía la respuesta con una sonrisa. Aunque lo cierto es que Anabel sufría mucho antes de cada prueba.
Y tú, ¿te pasas al pensamiento en positivo?
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