¿Qué es el cáncer de próstata?

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El cáncer de próstata es el cáncer masculino más común, siendo un tipo de cáncer que afecta principalmente a personas mayores de 50 años. Las células tumorales están presentes en aproximadamente el 40 % de las personas con 50 años en adelante y el riesgo aumenta con la edad.

 

De hecho, según estudios y estadísticas médicas recientes, casi todos los hombres mayores de 80 años tienen un pequeño brote de cáncer de próstata.

 

Atención a los cambios en la próstata

La buena noticia es que muchos tumores no son muy agresivos, permanecen confinados en la próstata y avanzan muy lentamente. Esto significa que los pacientes pueden vivir con el cáncer durante años sin someterse a tratamientos específicos y sin sufrir consecuencias negativas para su salud. Además, y cuando es necesario, las opciones terapéuticas son múltiples y bastante efectivas.

Desafortunadamente, y junto a este crecimiento, también se pueden encontrar carcinomas de próstata más agresivos, con una tendencia a la metástasis. Este tipo de cáncer crece rápidamente y puede esparcirse a otras partes del cuerpo (a través de la sangre o el sistema linfático), donde se pueden formar células cancerosas y tumores secundarios (metástasis). En estas circunstancias, las posibilidades de tratar la enfermedad son muy bajas.

Según los datos disponibles, se estima que cada español con más de 65 años tiene aproximadamente un 3 % de probabilidad de morir por un cáncer de próstata. Por esta razón, es bueno no bajar la guardia, ya que intervenir en el tiempo significa mayores posibilidades de erradicar o contener la enfermedad.

La próstata es un órgano tan delicado como importante para la anatomía masculina, cuya función principal es producir y emitir fluido seminal. Sin embargo, y dado que el cuerpo humano es una máquina perfecta pero no indestructible, la glándula prostática puede estar sujeta a una serie de enfermedades más o menos graves y problemáticas.

Las enfermedades más comunes de la próstata se pueden clasificar en tres grandes grupos: infecciones prostáticas, hipertrofia prostática benigna y tumores de próstata.

La prostatitis es una inflamación que implica trastornos de la micción y la vida sexual. Hay varias formas, cada una de las cuales presenta diferentes causas y síntomas. Sin embargo, hay algunos signos fundamentales que deben mantenerse bajo control para diagnosticar esta inflamación o en otras palabras, hay cambios en la próstata que tenemos que controlar, como una micción frecuente (aproximadamente ocho o más veces al día), dolor durante y después de la micción, fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos y, a veces, retención urinaria (incapacidad para vaciar completamente la vejiga).

Otra patología muy común es la hipertrofia prostática benigna, que consiste en un agrandamiento lento pero constante de la próstata que con el tiempo tiende a comprimir la uretra (el canal por el que fluye la orina) que pasa por el interior. La enfermedad está muy extendida y está influenciada principalmente por la edad, factores hormonales y hábitos de vida incorrectos.

La evolución de esta enfermedad es tan lenta que, a menudo, ni siquiera notamos los cambios en curso, pero si no se trata a tiempo puede comprometer seriamente la función renal. Por lo tanto, es esencial, tal como hemos dicho anteriormente, que a partir de los 50 años se realice un control urológico incluso en ausencia de trastornos particulares.

También hay otras enfermedades que pueden afectar la glándula prostática, siendo esta la forma más común de cáncer entre los hombres, especialmente entre las personas mayores de 50 años. Su evolución es muy lenta y ciertamente está influenciada por factores genéticos y hormonales. Los malos hábitos de vida, una dieta rica en grasas animales y pobre en frutas y verduras y la ausencia de alimentos con una función protectora favorecen su desarrollo.

Aunque no es una patología predecible, una revisión constante, especialmente en la vejez y concurrente con algunos indicadores bioquímicos claros, como el PSA, permite la detección temprana del inicio de la misma. Una intervención oportuna puede limitar las consecuencias y el curso de la enfermedad.

 

Cuidados de la próstata

1. Planifica un análisis exhaustivo de la próstata. Tener una evaluación sobre el estado de la salud de la próstata es el primer paso esencial para saber en qué punto se encuentra la persona. Se pueden realizar varias pruebas, incluido un examen digital del recto, aunque el médico también aconsejará realizar otro tipo de pruebas.

2. Eres lo que comes. No subestimes la importancia de llevar una dieta saludable, compuesta principalmente de productos industriales sin procesar y preferiblemente alimentos biológicos.

3. Masaje prostático interno. El masaje de próstata es una práctica antigua utilizada con fines preventivos y curativos. Aunque en Occidente se sabe que un masaje provoca placer sexual, en realidad puede ser extremadamente útil para aliviar los síntomas de hipertrofia prostática o prostatitis.

4. Reducir el estrés. La mayoría de las personas conocen los efectos del estrés en su salud. Los científicos han resaltado la correlación entre manejar de forma inadecuada el estrés y la próstata agrandada. Debes intentar aprender a relajarte si lo que quieres es cuidar la próstata, así que para aliviar el estrés de tu vida puedes realizar técnicas de libertad emocional u otras disciplinas energéticas como el yoga.

5. Relaja los músculos. Tonificar y relajar los músculos y la tensión muscular puede tener un efecto positivo en la próstata. Un programa regular de entrenamiento físico puede mejorar mucho los síntomas, estimulando una actitud mental positiva, así como mejorando el estado de ánimo.

6. Limpieza interna del cuerpo. Es tan importante como la limpieza externa, ya que la acumulación de toxinas puede tener un efecto devastador en la salud de la próstata.

7. Tomar infusiones a base de raíz de ortiga. La raíz de la ortiga puede ayudarte a disminuir la frecuencia de las micciones y reducir el goteo. En realidad no reduce el tamaño de la próstata, pero puede ayudar a resolver el síntoma de orinar con demasiada frecuencia. Aún así no está recomendado para quienes toman medicamentos para la presión o diabetes.

8. Actividad sexual. La actividad sexual saludable es la base de la salud de la próstata y es que no es casual que los hombres solteros en la vejez tengan más problemas que los hombres casados. Cultivar relaciones emocionales también puede ayudar mucho a reducir el estrés, ofreciendo sentimientos de alegría y paz profunda que pocas otras cosas pueden ofrecer.

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