Alejandro García es el tesorero de la asociación de pacientes y enfermos de cáncer de colon, EuropaColon, y además de ser médico de Atención Primaria es paciente de este cáncer. En primera persona asegura que «la detección precoz de esta enfermedad es esencial para asegurar una mejor calidad de vida».
El incremento de la incidencia del cáncer de colon en los últimos años responde, según nos aclara el doctor García, y aunque existen muchas teorías al respecto, » a diferentes aspectos. Uno de ellos es la alimentación, parece que el cambio climático tiene que ver en cómo se cultivan los alimentos, y también es relevante lo que inhalamos. Sin olvidarnos del sendentarismo«. Es decir, que el estilo de vida tiene mucho que decir en este asunto.
Este año la campaña de EuropaColon quiere llamar la atención sobre la importancia que tiene para estos enfermos la presión que vive la sanidad española a consecuencia de la pandemia. Esas pruebas de cribado, recomendadas para mayores de 50 años, son vitales para el posterior tratamiento y para la calidad de vida del paciente.
En España, seis de cada 10 muertes debidas al cáncer de colon podrían haberse evitado si se hubiera detectado en un control de cribado. Unas económicas, rápidas y precisas pruebas que la UE recomendaba hace más de una, década como la mejor forma para combatir el cáncer de colon. De hecho, la UE fija en el 65% de la población de riesgo (50-69 años) la tasa óptima de participación en este tipo de programas de salud pública. Un porcentaje que contrasta con el registro español, donde solo el 20% de este colectivo participa en esta clase de pruebas. Asimismo, solo en la UE se estima que hasta 80.000 vidas podrían salvarse al año si se aumentaran los diagnósticos en Estadio I de la enfermedad, pasando del actual 14% a un 50% sobre el total de los casos.
Se estima que la mortalidad por CCR en estadios avanzados se incrementará en los próximos años un 12% como consecuencia de los retrasos –que en algunos casos superan los 12 meses- en la detección de la enfermedad. Incluso, en otros países de nuestro entorno, como el Reino Unido, cálculos recientes elevan la mortalidad adicional debida a los retrasos en la suspensión de cribados entre un 15% y un 21% a lo largo de los próximos cinco años.
Escucha a Alejandro García en Cuaderno Mayor, en Radio5:
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