Con motivo del mes de la artritis y la espondiloartritis, y del Día Mundial de las Enfermedades Reumáticas, que se celebra cada 12 de octubre, Lilly y ConArtritis han puesto en marcha la iniciativa Tu lunes puede ser mejor de lo que crees. Una iniciativa que busca visibilizar y concienciar sobre las dificultades a las que se enfrentan las personas con artritis reumatoide (AR) activa en sus rutinas diarias, como si todos sus días fueran un lunes cuesta arriba. Esta iniciativa recrea escenas del día a día haciendo una comparativa entre cómo es el día de una persona que sufre esta enfermedad y el de una persona que no la padece.
Situaciones cotidianas como despertarse, cuando algunas personas con AR activa suelen poner el despertador mínimo una hora antes para tomarse la medicación y tienen que esperar en la cama a que haga efecto, debido a la rigidez matutina y fatiga permanente; además de llevarles más tiempo después tareas como ducharse. O al vestirse, porque utilizar ropa más ajustada, botones o cordones, ya que su motricidad se puede ver afectada por la rigidez de las articulaciones, lo cual, además del dolor, les conlleva más tiempo.
A la hora de desplazarse, agacharse, entrar o salir de un vehículo, debido a la rigidez y dolor en rodillas, tobillos o pies, puede llegar a ser un impedimento. O al comer, ya que el uso de cubiertos genera presión al cortar o acercarse a mostradores elevados, que obliguen a elevar los brazos.
Generando discapacidad
La presidenta de ConArtritis, Sandra Múgico, recuerda que la artritis y la espondiloartritis pueden llegar a ser incapacitantes desde edades muy tempranas. «Se trata de patologías asociadas de forma errónea con personas mayores por lo que es importante que cualquiera que reciba el diagnóstico tenga la posibilidad de acceder a un especialista en salud mental para abordar cómo es vivir con una afección de salud a largo plazo. Y es que estas enfermedades presentan muchos síntomas físicos, pero también pueden provocar ansiedad o depresión, influyendo en el bienestar emocional y psicológico de los pacientes”.
Más de 497.000 personas en nuestro país podrían sufrir artritis reumatoide, una patología autoinmune crónica que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones, que se presenta principalmente en manos y pies, aunque puede afectar otras regiones como columna cervical, codos y rodillas. La patología tiene una incidencia anual de 8,3 casos por cada 100.000 adultos mayores de 16 años y afecta sobre todo a mujeres1.
La AR es una enfermedad multifactorial, y su origen puede deberse tanto a factores genéticos como ambientales. La inflamación de las articulaciones se extiende posteriormente a los elementos colindantes con alteración del cartílago, ligamentos, cápsula y hueso. Por otro lado, los cambios inflamatorios sistémicos pueden provocar una afectación de otros órganos como el corazón, pulmón, riñón, piel y ojos, entre otros3. Si el paciente no es tratado de forma adecuada por un especialista, habitualmente evoluciona hacia una destrucción articular y alteración funcional e incrementa las probabilidades de muerte.
En la AR todavía existen necesidades no cubiertas como son la fatiga, el dolor, el impacto de la enfermedad sobre la calidad del sueño o sus repercusiones en el campo psicológico y emocional. Según recoge la Encuesta Nacional AR2020, hasta el 38,8% de las personas con artritis reumatoide puede presentar una fatiga grave y para el 61% la calidad del sueño es mala.
