Madrid y Andalucía registran la mayoría de casos de soledad no deseada

Según el Teléfono dorado, Madrid y Andalucía regristran la mayoría de casos de soledad no deseada en nuestro país.

El Teléfono dorado, iniciativa de la Fundación Social Padre Ángel y Mensajeros de la Paz, ha elaborado el Mapa de la soledad no deseada en España. Se trata de un teléfono gratuito y confidencial (900 22 22 23), creado por Mensajeros de la Paz hace 30 años, se ha convertido en el principal barómetro de la soledad en nuestro país: en estas tres décadas ha recibido más de 7,2 millones de llamadas. El análisis de esos registros permite, por primera vez, trazar un mapa real de la soledad no deseada en España: con datos, voces anónimas y un enorme aprendizaje humano

La soledad no deseada tiene un fuerte componente territorial. Depende de la estructura demográfica, el tipo de vida urbana o la despoblación rural. La falta de espacios de encuentro, de actividades sociales y de redes comunitarias refuerza la sensación de invisibilidad. El Mapa identifica patrones muy distintos entre comunidades autónomas.

Madrid, Andalucía y País Vasco: epicentros de la soledad

Madrid (21,5%) Es la comunidad con mayor proporción de casos registrados. La vida acelerada, la movilidad constante y el anonimato urbano provocan una soledad especialmente intensa en mayores que viven solos y en jóvenes recién llegados a la ciudad.
Andalucía (19,7%) Conviven dos realidades que agravan el aislamiento: extensas áreas rurales envejecidas y grandes entornos urbanos donde muchas personas carecen de una red familiar cercana.
País Vasco (10,4%) Con una de las esperanzas de vida más altas de Europa, la soledad se asocia aquí a la longevidad y a la pérdida progresiva de las redes comunitarias tradicionales.

Comunidad Valenciana, Galicia y Castilla y León: migración y despoblación

Comunidad Valenciana (10%) La soledad afecta tanto a mayores que viven solos como a personas que llegan desde otras regiones en busca de nuevas oportunidades y tardan en reconstruir sus vínculos.
Galicia (3%) y Castilla y León (4,8%) Son un reflejo claro del impacto de la despoblación: miles de personas mayores viven en aldeas o pequeños municipios donde las distancias, la falta de servicios y la marcha de los jóvenes generan un vacío social profundo.

Cataluña, Murcia, Asturias y Canarias: doble soledad urbana y rural

Cataluña (4,8%) y Región de Murcia (2,5%) Predomina un patrón urbano: grandes ciudades donde el ritmo acelerado, la movilidad y el individualismo dificultan la creación de vínculos estables. Muchas personas —jóvenes y adultos en tránsito laboral— describen una vida rodeada de gente, pero sin comunidad.
Asturias (2,0%) y Canarias (4,7%) En ambos casos pesa el territorio: la orografía, la dispersión y la insularidad intensifican el aislamiento emocional. La soledad afecta tanto a mayores en entornos rurales como a adultos que viven lejos de sus familias o de redes de apoyo.

La soledad ya no es solo cosa de mayores

Aunque tradicionalmente se asocia la soledad a las personas mayores, los datos muestran un cambio profundo: afecta a todas las generaciones.

Generación Z y Millennials (menores de 35 años) El Teléfono Dorado ha detectado en 2024 un crecimiento sostenido de llamadas de jóvenes, especialmente tras rupturas sentimentales, mudanzas a otra ciudad o pérdida de vínculos familiares. Muchos describen una paradoja: viven hiperconectados en lo digital, pero sin nadie real con quien hablar.
Generación X y Boomers (40-65 años) En este grupo aparece una soledad silenciosa, ligada a separaciones, inestabilidad laboral o la carga de cuidar a padres mayores. Son personas que han centrado su vida en la familia y el trabajo, y que a menudo se sienten solas incluso dentro de su propio hogar.
Mayores de 65 años Siguen siendo el grupo más numeroso, pero también el más diverso. Llaman quienes han perdido a su pareja, quienes sienten que ya no cuentan para sus hijos o quienes necesitan hablar cada día para combatir el silencio. El 64% de las personas mayores que llaman vive sola y un 30% reconoce no recibir visitas en semanas.

La soledad golpea, además, con más fuerza a las mujeres, que representan el 55% de quienes buscan apoyo emocional. Muchas son viudas o separadas, con una mayor esperanza de vida y una trayectoria de cuidados que, en la vejez, se transforma en ausencia de redes propias.

La soledad también es una cuestión social

El análisis del Teléfono Dorado muestra que la soledad no deseada está estrechamente relacionada con la situación vital de las personas:

Convivencia La mayoría de quienes llaman en busca de acompañamiento vive sola (64%), mientras que apenas un 2% comparte hogar con sus hijos. La ausencia de compañía cotidiana es, en muchos casos, el detonante del malestar emocional.
Clase social El 51% se identifica como clase media y el 27% como clase baja. La soledad no depende únicamente del nivel económico, pero la falta de recursos dificulta aún más el acceso a actividades, espacios comunitarios o redes de apoyo.
Nivel educativo El 45% tiene estudios secundarios, el 39% formación primaria y solo un 7% cuenta con estudios superiores. La soledad atraviesa todos los niveles educativos y demuestra que no está ligada a la preparación académica.
Estado físico y emocional Cuatro de cada diez personas mencionan dolencias físicas persistentes, mientras que un 23% reconoce síntomas de depresión y un 11% refiere ansiedad o angustia. La relación entre salud y soledad es estrecha y bidireccional: una agrava y alimenta a la otra.
Necesidades expresadas La mayoría reclama actividades, talleres, centros de día y espacios de encuentro que faciliten relacionarse y crear vínculos reales. En definitiva, buscan un lugar donde volver a sentirse parte de algo y dejar de ser invisibles.