Y, como afirma la psicóloga Rocío Rivero, ese miedo paraliza y nos impide emprender el camino que nos lleve a estar bien. Y así lo cuenta en su último libro, publicado por Desclée De Brower, Me cuesta estar bien, obra en la que, a través de una historia real, nos ofrece las herramientas necesarias para encontrar el camino que nos lleve a estar bien. En nuestra charla con la autora descubrimos la importancia de hablarnos bien a nosotros mismos, y de saber dónde buscar realmente la felicidad, porque como asegura, lo más importante para estar bien, «es querer estarlo» y ponerse a andar el camino para conseguirlo.
¿Cuántas veces has escuchado en consulta: No puedo estar bien?
Esa es la frase que más he oído en consulta. Por eso me decidí a escribir este libro que cuenta una historia real, en la que se produce un encuentro entre una mujer y su verdad. Y es en ese encuentro donde la protagonista va descubriendo cuáles son esas cosas que le impiden estar bien.
Una conversación que al lector le invita a pensar para intentar dar respuesta a muchas preguntas.
Así es. A través de esa conversación es donde ella y nosotros podemos darnos cuenta de cuáles son verdaderamente esas cosas importantes para nosotros y que, sin embargo, están pasando desapercibidas en nuestra vida.
Ya en el prólogo del libro mencionas dos temas claves. El primero es cómo nos influye lo que los demás piensan de nosotros. ¿Cuánto peso real tiene esa opinión en nosotros?
Pues pesa demasiado, mucho más de lo que realmente debería pesar. Y lo peor de todo es que, muchas veces, esa opinión ajena la hacemos nuestra y somos nosotros mismos los que no nos estamos hablando bien. La manera en la que nos hablamos indica y limita lo que pensamos. Pero tenemos que tener muy en cuenta que cuando nos hablamos no solo le estamos hablando a los demás, sino también a nosotros mismos. Y muchas veces nuestro peor enemigo no son los demás, somos nosotros mismos.
“Muchas veces buscamos compañía desde la necesidad”
¿Realmente no sabemos hablarnos bien a nosotros mismos?
La mayoría de las veces nos hablamos muy mal a nosotros mismos. Nos hablamos a nosotros mismos peor de lo que le hablaríamos a otra persona en una misma situación. Si pensáramos que esa situación la está sufriendo o la está pasando un amigo, seguramente no le diríamos las cosas que nos decimos a nosotros mismos. Seríamos sinceros con esa persona, pero también le animaríamos y le apoyaríamos. Nosotros tenemos que pensar que somos nuestro mejor amigo y a nuestro mejor amigo no le hablaríamos así.
El segundo de los temas que se mencionan ya en el prólogo es el miedo. ¿Ese miedo nos lleva inevitablemente a no estar bien?
Sí, el miedo es una de las cosas que más nos paraliza, vamos adquiriendo diferentes miedos a lo largo de nuestra vida y eso es, en realidad, lo que más nos está impidiendo actuar en ese ir hacia nuestros sueños, ir hacia lo que queremos. Y muchas veces tenemos que plantearnos también a qué le tenemos miedo. Porque hay ocasiones en las que tenemos miedo, pero no tenemos claro a qué exactamente.
¿Es cierto que podemos tener miedo incluso a ser feliz?
Así es y es un miedo muy común. Aunque a la gente le sorprenda. El miedo a ser feliz es más común de lo que de lo que pensamos, entre otras cosas porque realmente es muy complicado definir la felicidad. No tenemos muy claro que es la felicidad ni dónde se encuentra. De hecho, la gran mayoría de las veces buscamos la felicidad fuera de nosotros, en una pareja, en un trabajo, en cosas materiales, y no la encontramos porque la estamos buscando en el lugar equivocado. La felicidad no va de fuera adentro, sino de dentro a afuera, y es ahí donde tenemos que buscarla y crearla.
¿Podrías definir qué es estar bien?
Para cada persona estar bien va a ser algo totalmente diferente y va a depender de cuáles son las cosas importantes en la vida de cada uno de nosotros, que es diferente de una persona a otra o incluso en una misma persona un tiempo atrás. Lo que era importante para mí no tiene porque serlo en este momento. Más allá de la definición, lo importante es ponerle ganas y querer estarlo. De todos modos, aunque sea diferente, para cada una de las personas, hay determinadas cosas o determinados pilares que son básicos para todos. Por ejemplo, toda persona que quiera estar bien debe tener una buena autoestima. Y otro fundamental es amarse a uno mismo, que está muy relacionado con la autoestima. Amarse a uno mismo forma parte de un proceso fundamental en la vida y nos brinda además la oportunidad de amar al otro del modo más sincero. Esos son algunos de los pilares básicos que tenemos que tener todos para encontrarnos bien.
En esa búsqueda de encontrarnos bien, ¿cuál es el punto de partida?
Lo primero es tomar conciencia de que no estamos bien, porque muchas veces no nos encontramos bien, pero no somos conscientes de ello. Normalizamos la situación en la que estamos, entonces la vemos normal, no vemos que nos falte algo o que estemos mal. El punto de partida es tomar conciencia de que realmente yo ahora mismo, donde me encuentro, no estoy bien y, por tanto, a partir de ahí quiero moverme para encontrar ese punto en el que me encuentre bien.
¿Hasta qué punto es importante saber gestionar la soledad?
Gestionar la soledad es otro de los pilares para encontrarnos bien. Tenemos mucho miedo a estar a solos con nosotros mismos, porque estar a solas implica muchas veces mirar hacia adentro, hacer un ejercicio de introspección. Y claro, cuando miramos hacia adentro no sabemos muy bien qué es lo que vamos a encontrar. Podemos encontrar cosas que nos gusten y cosas que no nos gusten. Y eso nos asusta. Nos asusta e incluso nos cuesta muchas veces aceptar que eso está ahí, está dentro de nosotros. Pero es importante saber quiénes somos, qué es lo que queremos, que es lo que hay dentro de nosotros, cuál es nuestra esencia, para poder saber qué es lo que buscamos o qué tipo de compañía también queremos, porque muchas veces buscamos compañía desde la necesidad.
“Muchas veces nuestro peor enemigo no son los demás, somos nosotros mismos”
¿Por qué dices en el libro que nos acostumbramos a funcionar a medias?
Hemos entrado en una dinámica en la que lo queremos todo tan rápido, con una satisfacción tan inmediata que queremos hacer las cosas cuanto antes para pasar a la siguiente. Y ahí no podemos estar al 100%. Estamos a medias y a medias es difícil vivir. Es muy difícil. Es como amar a medias, qué es amar a medias. Realmente o amas o no amas, o vives o no vives, sobrevives. Esta dinámica de quererlo todo tan inmediato, nos está impidiendo disfrutar del momento más importante en nuestra vida, que es el momento presente.
¿Podemos darle la vuelta a lo negativo?
Más que darle la vuelta a lo negativo, lo que tendríamos que hacer es crear un pensamiento más real. Muchas veces cuando nos hablamos, decimos cosas que no son reales. Por ejemplo, cuando decimos: “Tú no me escuchas nunca”. Esa frase no es real, porque es imposible que una persona no te escuche nunca. El pensamiento real podría ser, yo en este momento no me estoy sintiendo escuchada por ti, ni tan siquiera puedo tener certeza de que no me estés escuchando. Es un sentimiento mío, pero sin embargo, la emoción cambia de una frase a otra. Entonces en función de lo que pensemos así nos vamos a sentir. Y una misma frase dicha de diferente forma, puede generar una emoción totalmente distinta.
Rocío tu libro es eminentemente práctico, porque pones “deberes” para ayudar al lector a encontrarse mejor.
Efectivamente, yo pongo tareas precisamente para eso, para que nos sentemos, escribamos y tomemos conciencia. El hecho de hacer la tarea nos hace tomar conciencia de nuestro caso en particular. No es lo mismo decir no tiene solución que decir he cometido un error, porque un error, por definición, tiene arreglo de un modo u otro. Entonces el sentimiento que estamos generando es diferente.
“La felicidad no va de fuera a adentro, sino de dentro a fuera”
En el camino que nos lleva a encontrarnos bien, ¿qué poder el querer conseguirlo?
Hay que planificar los objetivos y hacer algo cada día para acercarse a ellos. No se suele conseguir nada en la vida sin esfuerzo, prácticamente nada. Incluso mantener una amistad requiere un esfuerzo. Muchas veces asociamos esfuerzo a sufrimiento. Entonces ya aparece en nuestra mente la palabra sufrimiento y directamente abandonamos nuestra meta. El esfuerzo lo tenemos que ir moderando. Lo primero es ponernos metas que sean realistas, ir haciendo cada día un poquito para alcanzar ese objetivo. Si nunca abandonamos, en algún momento vamos a conseguirlo.
