«Explorar otros mundos invita a la reflexión»

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Susana Martín Gijón, autora de "Especie".
La escritora Susana Martín Gijón acaba de publicar su última novela, Especie (Negra Alfaguara), una obra con la que ha conseguido poner de acuerdo a la crítica, que la alaba y la considera como referente de la novela negra en nuestro país. Y, como ella misma afirma, a través de explorar otros mundos (en este caso el trato que le damos a los animales) no solo enriquece la novela sino que invita a la reflexión. Y eso es lo que busca cuando escribe poniendo «a la protagonista, a Camino Vargas, entre las cuerdas», enfrentándola a personas que piensan muy diferente a ella, «obligándola a empatizar» para poder resolver el caso. Vargas, que es la jefa de Homicidios, debe hacer frente a varios asesinatos en una calurosa Sevilla. Aparecen varios cuerpos con un patrón que debe ser descifrado y cuyo desarrollo sorprenderá, sin duda, al lector.

 

¿Qué respuesta estás teniendo de los lectores de Especie?
Me dicen que se lo están leyendo muy rápido, que en dos o tres días se leen las casi 500 páginas, que es algo que por una parte es muy gratificante, pero por otra (ríe) pienso en todos los meses que he tardado en documentarme y en escribirla y pienso: “Disfrutadla un poco más”. Esa rapidez en la lectura es una buena señal y como lectora reconozco que me gusta que un libro me lleve.

Muchos te consideran como un referente de la novela negra en nuestro país. ¿No te da un poquito de vértigo esa responsabilidad?
Sí, apabulla un poco. Yo llevo leyendo novela negra y novela policial desde siempre porque a mi abuela le encantaba, desde muy jovencita me apasionó y, de alguna forma, la tengo integrada. En todos estos años ha sido mi género favorito. Y como escritora esta es la novena novela publicada, pero es cierto que con Camino Vargas, con Progenie primero y Especie después, he pegado un gran salto, en parte por la capacidad que tiene una editorial como Alfaguara. Sí que abruma y me siento muy agradecida, y a la vez con un poco de vértigo.

En la novela negra, y en los últimos años, la mujer ha ido ganando terreno como autora. Y también como protagonistas de las historias.
Sí, de hecho en mis primeras novelas cuando colocaba una protagonista femenina, estaba de alguna forma buscando lo que no encontraba en las novelas con esos protagonistas masculinos tan fuertes, tan encorsetados. Y yo quería algo diferente. Es cierto que en los últimos años tenemos un abanico muy amplio de personas muy diferentes. No sólo de protagonistas masculinos sino también una gran diversidad de mujeres, de todos los tipos, como esta Camino Vargas, esta policía con su terrario de hormigas y todas sus singularidades. Es cierto que ya se puede leer mucha novela negra, española, muy diferente que es algo que enriquece mucho el género.

«Me propuse poner el foco en la forma en la que los seres humanos cosificamos a los animales»

 

Centrémonos en esta protagonista, en Camino Vargas. ¿Crees que su singularidad, su normalidad podemos decir, es una de las claves de esta historia?
Creo que el enganche con el personaje principal es muy importante. Camino es una mujer como dices muy singular. Una mujer sin filtros, que dice lo que piensa, disfrutona no como los polis traumados que solo piensan en el trabajo. Ella no es así, quiere resolver su caso pero, por ejemplo, también se va a bailar salsa para desconectar, tiene una vida propia más allá del trabajo. A pesar de su falta total de empatía y de sensibilidad, el lector sí puede llegar a empatizar con ella en muchos casos.

Camino es la protagonista, pero en tu novela el resto de personajes también conforma un crisol muy heterogéneo.
Sí, el grupo de homicidios es muy diferente. He intentado hacer una novela muy coral en la que todos aportan y enriquecen. He intentado que el lector pueda conocer a esos personajes como individuos, no sólo como policías con una función en el caso. Acercarme a su psicología, a eso que hay detrás de cada uno. Y al final se crea como una familia con ese grupo de homicidios y eso creo que al lector también le gusta, más allá de la acción que intento que sea muy fluida.

«Llevo leyendo novela negra y novela policial desde siempre porque a mi abuela le encantaba»

 

Perfiles diferentes pero que se complementan y se necesitan, como en la vida real.
Y como en la vida real unos nos caerán mejor que otros, o según el momento, porque lo interesante es que los personajes sean poliédricos como todos nosotros. Nadie es bueno del todo ni malo del todo.

La trama se articula a un tema concreto que es el maltrato animal. ¿Qué te ha llevado a elegir este tema? ¿Es algo que te preocupa a ti?
El tema que está en el trasfondo de la historia es una reflexión sobre el trato que damos los seres humanos a los otros animales, podemos decirlo así. Pero no es una reflexión desde la autora o desde la narradora, sino que está en boca de los personajes. Unos piensan de una manera, otros de otra manera. Me propuse poner el foco en la forma en la que los seres humanos cosificamos a los animales, averiguando si cualquier rentabilidad económica nos justifica para utilizarlos, ya sea a través de los productos cárnicos de la alimentación, ya sea a través de otros ámbitos como el ocio, la cosmética, en multitud de usos. Quería profundizar en eso y conocer a personas que están en cada uno de los extremos. Por eso a la protagonista la ubicamos en un matadero pero también en un santuario de animales.

Fotografía de Sebastián Carbini.

«He intentado que el lector pueda conocer a los personajes como individuos, no sólo como policías»

 

Es decir, que dejas al lector la puerta abierta a la reflexión propia sobre ese tema.
Al protagonista hay que ponerle entre las cuerdas, hay que llevarle al límite para que la novela le traspase. A Camino, igual que en la anterior novela, Progenie, la metí en el mundo de la maternidad, de la reproducción asistida que era un tema totalmente alejado de su forma de ver la vida, ahora a una comilona como ella (sonríe) la enfrentamos a este mundo. La colocamos en una posición en la que va a tener que entender a esas otras personas que luchan porque los animales tengan una vida digna y se les trate de otra forma. Va a tener que entender a otros, enfrentarla, eso que me gusta tanto, va a tener que empatizar, ella que es tan poco empática, para poder resolver el caso.

¿Nos invitas, entonces, a ponernos en la piel de otros que piensan diferente?
Eso es lo que a mí me gusta. Explorar otros mundos, pero en ningún momento adoctrinar o dirigir porque ni siquiera yo misma tengo muchas veces clara mi posición. Es a través del trabajo de documentación y de enzarzarme en estos temas, cuando acabo teniéndola. Creo que esto además enriquece la novela y que lleva a la reflexión. Eso es al menos lo que me está llegando de los lectores.

Ese poso de reflexión me lleva a preguntarte: ¿A qué vas a enfrentar a Camino en la próxima novela?
(Ríe) Eso no voy a decírtelo. Como además los tiempos de publicación son tan largos, desde que una acaba la novela hasta que llega a las librerías, yo ya estoy maquinando nuevas ideas. Pero en este sentido me gusta ser muy precavida y me gusta esperar a que la historia ruede y haga su camino, y que sean los lectores quienes pidan historias, más tramas, más casos. Si esto es así, claro que tendremos una tercera entrega de Camino. Ya estoy maquinando cómo ponerla de nuevo al límite que cada vez es más difícil pero a mí me divierte hacerlo.

 

Susana Martín Gijón nació en Sevilla, en 1981, y es autora de la serie policiaca Más que cuerpos, compuesta hasta la fecha por dos trilogías. Su novela Expediente Medellín (2017) fue ganadora del Premio Cubelles Noir 2018 a la mejor novela publicada en castellano. Su novela Náufragos fue finalista de varios premios y sus derechos fueron vendidos para una adaptación audiovisual.

Licenciada en Derecho, fue directora general del Instituto de la Juventud de Extremadura y presidenta del Comité contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia. Con Progenie, Alfaguara Negra inicia la publicación de su obra.

 

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