«Con la jubilación me he sentido dueño de mi vida»

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1984

Santi Laganá, profesional de banca ya retirado, acaba de publicar Hierro y sangre, aunque siempre ha escrito por el puro y sincero placer de escribir, porque como reconoce tiene escritas varias novelas «guardadas en un cajón», ya que nunca le preocupó más que escribir. A los 66 años, cuando ya está jubilado, le llega la oportunidad de publicar su primera novela, y «por primera vez en mi vida, me he sentido dueño de mi tiempo, dueño de mi vida, y esto no tiene precio», reconoce. Charlamos con este hombre maduro, tranquilo, que saborea en su justa medida la publicación de Hierro y sangre (Suma de letras), una novela histórica que nos lleva de la mano a conocer uno de los periodos «más oscuros, menos tratados» de la historia de la humanidad, el siglo X y elige como protagonista a Anna, una mujer campesina «la última entre los últimos para trazar una historia desde abajo a arriba».

 

¿Por qué se publica Hierro y sangre ahora?
No hay una razón especial. Yo siempre tuve la pasión de escribir. En mi vida he escrito muchas novelas de varios géneros. Me acerqué a la novela histórica hace unos años porque es una verdadera pasión para mí. Siempre leí mucha historia y la curiosidad me llevó un día a hacerme una pregunta: ¿Cuál ha sido, en la historia, el periodo menos conocido, menos tratado, menos explotado por los estudiosos? Y la respuesta fue el siglo X. Empecé a estudiar este periodo y me pareció una época muy, muy peculiar, marcada por unos acontecimientos decisivos que marcaron la historia no solo de Italia, sino que diría que de toda Europa en los siglos sucesivos. Por lo tanto empecé a estudiarla y estudiarla para sacar material como para hacer una y más novelas.

¿Es decir que vendrán más después de esta?
Sí, ya hay dos más. La segunda novela saldrá en Italia en junio, no sé si también en España habrá esta oportunidad, pero sí, he seguido escribiendo. Y en los últimos años, además, con más tiempo ya que estoy jubilado y, evidentemente, tenía más disponibilidad de tiempo.

Ya que habla de retiro, ¿su vida profesional ha ido por un camino totalmente diferente a la literatura?
Si, yo soy abogado, trabajé casi 40 años en un banco italiano. Trabajé también 10 años en España, en la sucursal española del banco, he tenido toda otra vida. La escritura ha sido siempre una pasión y como tal se ha quedado hasta hace uno o dos años, porque jamás busqué un editor o una editorial. Después, algunas circunstancias favorables han permitido que la novela se publique. Pero siempre fue una pasión para mí mismo y nada más.

Por tanto, esa etapa tan temida por otros como es la jubilación, ha servido para ver cumplido un sueño.
Yo llevo tres años retirado y puedo decirte que, por primera vez en mi vida, me he sentido dueño de mi tiempo, dueño de mi vida, y esto no tiene precio.

¿Por qué eligió como protagonista a una mujer, precisamente en esa época histórica?
Confieso que la segunda pregunta que me hice al ponerme a escribir la novela fue: En esa época tan oscura, tan desconocida, ¿quién podría ser esa persona, la última entre los últimos, para trazar una historia desde abajo y no desde arriba? Porque muchas novelas, sobre todo históricas, tienen como protagonistas personajes poderosos, lindos, bien vestidos, bien armados, políticamente correctos. Yo quise buscar a la última de los últimos, el nivel más bajo de la jerarquía social y así nació Anna, el personaje de esta campesina que se encuentra en una situación imprevisible, violenta, terrible. Desde ahí solo puede o morirse o tratar de sobrevivir e incluso buscar venganza, mejorar su situación. Y de ahí nace la historia de Anna y de su camino hacia el rescate.

¿Por qué elige a una mujer como protagonista, para encarar esa historia de supervivencia?
Es la época más dura para la mujer. No olvidemos que entonces una mujer valía menos que una vaca y mucho menos que un caballo. Las mujeres eran menos importantes que un animal, solo servían para engendrar hijos. Una mujer protagonista en aquella época era algo realmente impensable.

Una mujer que elige luchar y sobrevivir. ¿Es una lección de vida que podemos traer a nuestros días?
Sin duda. En toda época poder ha significado poder. Si una persona tiene capacidades, cualidades, carisma, puede lograr el éxito, puede lograr su pequeño éxito sin miedo porque la voluntad y la capacidad son cualidades que siempre han existido, hasta en las épocas más oscuras y siempre se han revalorizado. En este caso Anna logra ponerlas en valor. Esto es importante para dar confianza, para demostrar que nadie se tiene que sentir excluido a priori.

Hierro y sangre es una novela histórica cargada de aventuras, en ese camino de la protagonista. ¿Cree que la vida es eso, es una aventura?
Sí, la vida es una aventura con altibajos, sin posibilidad de previsión. Hoy mismo vivimos todos una situación de comodidad, de confort, pero es algo engañoso. Esta pandemia que estamos viviendo, por ejemplo, nos ha enseñado que todas nuestras convicciones, nuestras seguridades, pueden fracasar fácilmente, pueden quebrarse. Y en aquella época era mucho más fácil que esto se verificara. Por lo que creo que es una enseñanza que vale para cualquier época, para cualquier sociedad.

Sobre esta crisis sanitaria, ¿es de los que cree que saldremos reforzados de ella o de los más pesimistas en este sentido?
Creo que debe ser así. Si esta pandemia pasara sin que aprendiéramos lo importante sería algo muy grave. El hombre moderno tiene que convencerse de que su nivel de vida, su nivel de cultura, de ética, de civilización, no le protege de todos los peligros, de los inconvenientes que puede presentar la naturaleza. Nosotros vivimos más protegidos que Anna, la protagonista, que en el bosque, o delante de personas violentas, tiene mucha menos defensa que nosotros.

¿Cómo se vive con 66 años ver cumplido un sueño que se ha sentido durante todo la vida? ¿Cómo se valora algo así con la madurez que aportan los años?
La madurez te da la tranquilidad necesaria. Si hubiera tenido 30 o 40 años el entusiasmo sería distinto. El sentimiento con el que me quedo es con la satisfacción de haber hecho algo interesante, atractivo para un editor importante, para los críticos y para mí mismo. Porque cuando escribes lo haces para ti mismo primero. Yo jamás escribí esta novela con la idea de la publicación. Como con las anteriores que he escrito y que tengo en el cajón, jamás busqué un editor, lo hacía para mí, por el placer de escribir. Ahora se añade la satisfacción de ver publicada mi novela, algo que me permite darme a conocer y presentar mi trabajo al público. Y la satisfacción a mi edad es uno de los sentimientos más importantes y más absolutos, te diría, porque ya no tienes que demostrar nada, tu vida ya la hiciste, por lo tanto es una satisfacción que te llena el alma y el corazón.

«Si esta pandemia pasara sin que aprendiéramos lo importante sería algo muy grave»

 

Tal vez ahora esas otras novelas que están en el cajón, tenga una salida más fácil.
El mundo editorial es complicado. No sé en España, pero en Italia para un escritor desconocido es casi imposible publicar. Esta novela llega gracias a una circunstancia muy particular, afortunada, de encontrar a alguien que se enamoró de la historia y quiso publicarla. Si no la hubiera encontrado no hubiera hecho nada porque sé que es un intento casi, casi, desesperado. Conozco a miles de novelistas que, desgraciadamente, nunca conseguirán publicar. Por eso para mí es algo increíble que haya pasado esto, es un gran éxito que puedo decirte se mantendrá este año y el próximo porque saldrán dos novelas más que siguen, de alguna forma, la historia de esta.

Bueno, tal vez muchas cosas en la vida pasan así, por azar, por casualidad, como si la vida quisiera compensar, ¿no?
Efectivamente es así. Si yo no hubiera conocido a esta persona, por casualidad, hablando con una amiga realmente no hubiera conseguido esta satisfacción. Y lo mejor de todo es que la principal casa editorial italiana en una semana se decidió a publicar. Esto es una satisfacción aún mayor para mí. Como regalo de jubilación ha sido fantástico (sonríe).

Y la familia, ¿cómo se ha tomado todo esto?
Bien, se lo han tomado bien. Mi mujer es mi primera lectora, como ocurre en estos casos. Ha sido la primera en apoyarme. Y los hijos son demasiado mayores ya como para entusiasmarse demasiado. Han leído la novela y han sido muy cariñosos conmigo. La novela puede gustar o no gustar, puede gustar o no el género histórico, puede gustar o no gustar la época que trato o la brutalidad de algunas partes, pero una vez que te acercas a la lectura con la óptica justa de quien se quiere sumergir en esa época, conocerla de verdad y no limitarse a comentarla con los ojos del hombre civilizado de hoy, he recibido juicios unánimes, que han sido muy halagadores para mí, que me han sorprendido.

¿Cómo mira ahora hacia adelante?
A la edad que tengo (ríe) miro con mucha serenidad. Seguro que no hay proyectos a largo plazo. No te digo que a jornada, pero casi. Ahora estoy terminando la revisión de la segunda novela y estoy acabando otra. También haciendo otras cosas pero siempre con mucha tranquilidad, sin prisa. Mira, siempre lo digo pero es así, tengo buena facilidad para la escritura, pero soy muy perezoso, muy tranquilo, escribo cuando quiero. Y es normalmente de noche pero sin ninguna regularidad. Miro hacia adelante, como decías, tratando de vivir alguna satisfacción más en los próximos años, pero sin ningún proyecto concreto. Veremos.

 

 

 

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