Cómo afrontar nuestras microtristezas

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tristeza

¿Es la tristeza una de las emociones que experimentas hoy? ¿En qué forma la sientes, como una gran ola o en pequeños destellos que enseguida se apagan? En cualquier caso, ¿Cómo puedes confrontarla? Desde el Coaching, hoy te acompaño y tú ¿me acompañas?

 

Como cada noche, he cogido mi móvil para bajar el volumen de notificaciones y avisos dejando, en cambio, la melodía en un nivel más alto.

Vengo haciéndolo desde hace tiempo, previendo la posible llamada nocturna de una de mis personas favoritas, con salud delicada.

Al momento, me he dado cuenta de que el motivo que explicaba tal rutina ya no existe, ya que ese ser tan querido ha trascendido.

Una punzada en el corazón me ha hecho saber que mi duelo ha empezado, así que dejo fluir las microtristezas que salpican mi día a día, entremetiéndose con pequeñas muestras, con detalles casi mínimos, pero que me hacen consciente de mis emociones y pensamientos.

pena

Algo importante está ocurriendo

El desconsuelo, la aflicción, la pena, la pesadumbre, la nostalgia o la melancolía son todos términos que identifican una de las emociones primarias, la tristeza.

“La tristeza atenúa la atención que se presta al entorno y potencia la que se da a uno mismo, desempeñando así una función de autoprotección, al limitar que pensemos en condiciones desagradables e inductoras de tristeza”, dice Enrique Fernández-Abascal, catedrático de Psicología de la Emoción y la Motivación en la Universidad a Distancia (UNED).

“Favorece la introspección y el análisis constructivo que, a su vez, permiten valorar pausadamente aspectos del problema en los que la persona jamás había reparado y que ahora le posibilitan nuevas estrategias de acción”, dice Fernández-Abascal; “la tristeza también favorece los vínculos sociales, animando a los otros a prestar ayuda y apoyo emocional”.

Este experto considera que la citada emoción “incrementa la atención sobre los procesos internos, amplificándolos, lo que hace posible una mayor concentración en las vivencias propias asociadas a la situación que instigó la tristeza”.

Esto es, que la propia emoción que suscita tu pena es capaz de aportarte herramientas para trascenderla. Una deliciosa paradoja que te permite vivir con toda la intensidad.

Al igual que el miedo o la ira, la tristeza constituye una auténtica línea de defensa frente a las amenazas externas, mostrando que algo importante te está ocurriendo.

“No hay que echarla, sino escucharla y posteriormente despedirla mediante diversas herramientas, reconociendo así que no se trata de una emoción negativa”, dice Cristina Soria, autora de “Adiós, tristeza”; “Si la quieres ver como sombra, así será toda la vida”.

“Vivimos muchas emociones y una de ellas es la tristeza, de la cual hay que extraer la información que nos es valiosa; en este sentido, lo que suma es lo que nos da energía, mientras que en el otro lado está la sombra, lo que nos resta”, dice la popular coach.

Es precisamente de la sombra de lo que aprendes más, convirtiéndose en una fuente de fortalezas; sin embargo, durante mucho tiempo la sociedad no ha escuchado la tristeza y actualmente lo que se potencia es lo de ser “superpositivos”, tal y como explica Cristina Soria: “Resulta que con la euforia a veces no somos conscientes de la realidad, nos aleja de ella, lo que conlleva un peligro; otra cosa es que se extraiga un aprendizaje, como es ver la cara positiva de cada circunstancia”.

“Como coach invito a que primero se busque el origen de ese malestar, de esa tristeza y se verbalice” dice Soria; “después se trataría de observar las emociones y tomar conciencia de los pensamientos y finalmente invitaría a darse cuenta de las posibilidades de cada uno, aceptación de los momentos de tristeza y, en la medida de lo posible, reforzar lo aprendido a lo largo del proceso”.

echar de menos

Desde el Coaching una de las herramientas que te invito a utilizar es el humor, que es importante buscar en tus momentos tristes; “de esta manera se logra la resiliencia, entendida como la capacidad de volver a ser lo que se era con anterioridad al golpe” dice la coach Soria; “la resiliencia la poseen algunas personas de forma instintiva, aunque es cierto que va de la mano de la actitud, no sólo de la aptitud”.

La buena noticia es que casi todo se puede entrenar, confrontar, experimentar y solucionar; en esto también coincido con el planteamiento de Soria en su libro, en el que propone como herramientas “reconocer lo que nos pasa y expresarlo, observar nuestras emociones y pensamientos, algo de ejercicio para dormir mejor y recuperar esa risa que nos cura todo”.

Si has llegado hasta aquí, te cuento algo más acerca de mis microtristezas: al aplicarme todo esto que he compartido contigo, he tomado conciencia de que, en mi caso, se trata de un proceso que irá despacio.

Mi pérdida ha sido grande, pues se trata de una persona muy querida. Duele este duelo, a pesar de que ya me hubiera despedido hace tiempo, viéndola preparada para irse (tal era mi percepción).

Este gran Ser se ha marchado y me ha dejado la melancolía en su recuerdo, aunque sigo escuchando su risa, sigo aprendiendo de su gran inteligencia emocional y, de vez en cuando, escucho su voz de consuelo que me dice “soy libre, otra vez”.

¡Felices Microtristezas! ¡Feliz Coaching!

 

 

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