Los expertos reconocen que es importante insistir en la detección precoz y un abordaje integral en el cáncer de próstata.
El cáncer de próstata suele aparecer a edades avanzadas: en España, el 90% de los casos se diagnostica en hombres mayores de 65 años, y la edad media de diagnóstico ronda los 75.
Uno de los grandes desafíos es que, en sus primeras fases, no suele presentar síntomas claros y puede confundirse con otros problemas benignos de la próstata.
Sin embargo, hay algunas señales que pueden alertar, como:
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Dificultad o urgencia para orinar,
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Incremento en la frecuencia urinaria,
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Incontinencia,
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Sangre en la orina o el semen,
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Disfunción eréctil.
El Grupo Español de Oncología Genitourinaria, SOGUG, recuerda la importancia de dar mayor visibilidad a esta enfermedad, que es la más frecuente entre los hombres, pero que sigue siendo poco conocida por gran parte de la población.
Afortunadamente, con pruebas como el análisis del PSA (antígeno prostático específico) es posible detectar el cáncer en fases iniciales, cuando las opciones de tratamiento son más eficaces. De hecho, el 90% de los casos diagnosticados en etapas tempranas tienen una alta tasa de supervivencia.
Los expertos insisten: es muy importante que los hombres, a partir de los 50 años de edad se hagan reviones periódicas y consulten con el urólogo. Será este profesional el que determine si es o no necesario realizar un PSA.
Impacto emocional del diagnóstico
Recibir un diagnóstico de cáncer de próstata no solo afecta a la salud física, sino también al estado emocional, familiar y social del paciente. Desde SOGUG recuerdan que el acompañamiento psicológico y el apoyo social son fundamentales y que muchas veces no existen suficientes recursos en los hospitales. Por ello, destacan el papel de las asociaciones de pacientes, que ofrecen asesoramiento, información y acompañamiento emocional durante todo el proceso.
Además, mantener hábitos saludables —como una alimentación adecuada y la práctica regular de ejercicio físico— ayuda a contrarrestar algunos efectos secundarios del tratamiento hormonal, como el síndrome metabólico o la osteoporosis.
Por esta razón, se están desarrollando programas específicos en centros hospitalarios para promover el bienestar integral de los pacientes.
Nuevos tratamientos para el cáncer de próstata
Gracias a los avances médicos, las opciones de tratamiento del cáncer de próstata se han ampliado notablemente en los últimos años:
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En fases localizadas, la cirugía o la radioterapia, en combinación con tratamiento hormonal, son alternativas eficaces para los casos con riesgo intermedio o alto.
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En etapas avanzadas, la terapia hormonal basada en la supresión de andrógenos sigue siendo el tratamiento principal. Según la Dra. González del Alba, “añadir quimioterapia o nuevos fármacos hormonales a esta terapia mejora de forma significativa la supervivencia”.
En los casos en los que el cáncer se vuelve resistente a la castración, lo que ocurre con frecuencia en fases avanzadas, nuevos tratamientos como los inhibidores de PARP han mostrado resultados prometedores. Estos medicamentos están especialmente indicados para pacientes con alteraciones genéticas en mecanismos de reparación del ADN, como BRCA1 o BRCA2.
Uno de los objetivos prioritarios es aplicar un modelo de atención multidisciplinar, en el que distintos especialistas (urólogos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, radiólogos, patólogos, geriatras…) trabajen de forma coordinada desde el inicio del diagnóstico.