¿Qué es para ti el amor? ¿Con qué valores lo identificas? Quizá con confianza, seguridad, comprensión, compasión, compartición, lealtad y sinceridad. Más que un sentimiento, el amor es una decisión que se toma en un momento de la vida, aunque se puede amar a las personas, a los animales, a una casa y hasta a una escena pasada que se recuerda. Desde el Coaching hoy te propongo entrenar el amor con lo que comporta, con todo incluido.
Amor incondicional son dos de mis palabras predilectas. Enlazan a la perfección y su significado es pleno, además de estimulante.
He aprendido a amar así gracias a dos de mis personas favoritas, con las que comparto mucho más que la mitad de su herencia genética.
Amarlas de manera incondicional no significa que coincida con todo lo que dicen y hacen. Es más, hay ocasiones en las que he de establecer nuevos límites en nuestra relación.
“El amor no es un sentimiento, sino un verbo”, dice Miguel Navarro, CEO de Productividad Feroz; “no es algo que te pasa como si fueras víctima de un rayo, sino algo que eliges, una acción consciente y deliberada”; “amar es decidir conectar, abrir los ojos y estar presente”.
“En lo amoroso, la confusión más común es creer que amar es no poder vivir sin el otro”, dice Neus Monfort; “la dependencia genera miedo, celos y control, mientras que el verdadero amor se basa en la libertad y la elección diaria”.
¿Cuáles son los ingredientes de ese amor incondicional? ¿Cómo puedes entrenarlo para mejorar día a día? Te propongo el siguiente decálogo:
“Cuando amas de verdad, descubres que no necesitas poseer, ni depender, ni usar al otro como muleta”, dice Álex Rovira; “amar no es necesitar, pues esto último destruye”; “amar es libertad, al decir: estoy contigo porque elijo estar contigo, no porque no pueda vivir sin ti”.
Para Neus Monfort, ante la confusión entre amar y necesitar, “la solución está en fortalecer tu identidad propia”; “cultiva pasiones, amistades y proyectos personales y, cuando estés completa contigo misma, la relación dejará de ser una muleta y se convertirá en un espacio de expansión”.
Si has llegado hasta aquí, te cuento un poco más acerca de mis amores incondicionales.
Resulta que hay momentos en los que la prioridad soy yo misma, siendo ésta una de las premisas básicas de saber amar: quererse a uno mismo en primer lugar.
Ha habido ocasiones en las que, a pesar de ser incondicional, ese amor me permitía decirles que, en ese momento “me caían muy mal” (la discusión solía terminar entre risas, claro) Aunque en la base, en el fondo, el amor incondicional es lo que tiene: viene con todo incluido, también la paciencia y la tolerancia.
Y tú, ¿entrenas el amor con todo incluido?
¡Feliz Amor Completo! ¡Feliz Coaching!
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