Espárragos: el gran regalo de la naturaleza

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Los espárragos, Aspàrgus Officinalis, son un tallo que puede llegar a medir hasta metro y medio de alto, de la familia de los puerros, cebollas y cebollines. Si hacemos un poco de historia, es nativo de la zona del Mar Mediterráneo, cerca de los ríos Éufrates y Tigris, y ya en la época egipcia lo utilizaban de ofrenda para los dioses y como alimento, siendo en la época romana cuando se conoció sus propiedades haciéndose muy popular su consumo.

Entre las beneficiosas propiedades que presenta esta hortaliza hay que destacar que son una fuente de potasio y por su contenido en asparraguina– estimulante del riñón- hace que sea un buen diurético siendo recomendado para aquellas personas con problemas de riñón, retención de líquidos, edemas… Además de contener fibra que nos ayudará a estar durante más tiempo sin sensación de hambre y a su vez nos regulará nuestro tránsito intestinal evitando el estreñimiento, y con ello las hemorroides, divertículos en el colón; También reduce el colesterol.

Los espárragos son una fuente de salud aportando antioxidantes que nos ayudan a neutralizar los efectos de los radicales libres, y por tanto beneficia la salud de la piel protegiéndola de los daños solares de la misma manera que protegen al sistema inmune.

El ácido fólico también está entre sus propiedades por lo que se debe incluir en la dieta de la mujer embarazada para ayudar al desarrollo del feto, al margen de ser beneficioso para nuestro cerebro favoreciendo la función cognitiva. Sin olvidarnos de la riqueza nutricional que tiene por su contenido en vitaminas A, B1, B2, C, E y K, minerales como el Potasio, Calcio, Magnesio, Yodo, Cromo, Ácido fólico y fibra; su bajo aporte calórico hace que sea ideal para las dietas de adelgazamiento (seis piezas nos aportan aproximadamente 22 kcal).

Es un alimento ideal para incluir en la dieta habitual ya que es muy versátil: en sopas, cremas, ensaladas, rellenos, crudos, al vapor, a la parrilla, como guarnición… Podemos encontrarlos a lo largo de todo el año en nuestros mercados, bien frescos o en conserva, siendo el mes de abril el momento idóneo para tomarlos frescos.

El refranero español es muy sabio, por ello recordemos: “Los espárragos de abril, para mí; los de mayo, para el amo y los de junio, para el burro”.

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