«Los filtros del siglo XXI no pueden aplicarse al siglo XVI»

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El escritor extremeño José Luis Gil Soto reconoce que «los filtros del siglo XXI no se pueden aplicar al siglo XVI», y que hay que utilizar los adecuados para entender cada periodo histórico. Máxime con un hecho tan «controvertido» como la conquista de América. En su última novela, Lágrimas de Oro (Espasa), vuelve a mostrarnos una parte esencial de nuestra historia a través de la ficción, la llegada de Francisco Pizarro a Perú y su encuentro con Atahualpa. Esta novela histórica, contada en dos tiempos, nos descubre a un Francisco Pizarro desconocido para muchos lectores, mostrándonos a un hombre fuerte y con una «fe inquebrantable», que creía estar llamado «para hacer algo grande».

 

 

¿Cómo se ha fraguado esta nueva novela?

Llevaba años dándole vueltas a cómo contar un tema tan controvertido hoy en día como la conquista de América. Concretamente al episodio que narra la llegada de los españoles, de Francisco Pizarro, al Imperio Inca. Y después de darle muchas vueltas, llegué a la conclusión de que tenía que lanzarme, ser valiente en este caso y contar las cosas como fueron. Me empapé mucho de la historia, de todas las crónicas y todos los ensayos que se han escrito sobre ella y, finalmente, me atreví a contar este episodio para descubrir a los lectores, tal vez, a un Pizarro un tanto desconocido, más allá de los trazos gruesos que nos muestra la historia.

 

Para poder contar, como dices, las cosas como pasaron, ¿cuáles han sido tus fuentes de documentación?

Lo primero que hay que hacer en estos casos es leer las crónicas de los testigos presenciales y no presenciales. Pero claro, alguien me dirá que los incas no conocían la escritura y, por lo tanto, todas las versiones que hay son de parte interesada, de los españoles. Todas las crónicas están escritas por españoles, pero hay que indagar también en lo que han investigado los historiadores que desgranan esas crónicas. Hay dos crónicas de testigos no presenciales, Juan de Betanzos y el Inca Garcilaso de la Vega, que uno por casarse con una indígena y el otro por ser mestizo, hijo de una noble inca, nos cuentan muy bien cómo vivían los incas antes de la llegada de los españoles y cómo vivieron la llegada de los españoles. Y todo eso lo reflejo en Lágrimas de oro para que el lector tenga los dos puntos de vista. El imperio Inca era muy rico y estaba muy bien organizado pero ve llegar a los españoles en el peor momento de su historia, porque están en una guerra civil.

Para poder entender ese momento hay que contextualizar y, sobre todo, intentar mirar con sus ojos no con los nuestros.

Claro, hay que llevar al lector al siglo XVI y que compruebe cómo se comportaba entonces cualquier español o incluso cualquier europeo, y también cómo se comportaban los incas en aquel momento. Yo siempre hablo de los filtros. Los filtros del siglo XXI no se pueden aplicar al siglo XVI. Los filtros de hoy en día no lo pasan ni las canciones de Mecano ni la serie de dibujos animados que yo veía cuando pequeño. Entonces, ¿cómo van a pasar esos filtros Pizarro o Hernán Cortés? ¿O Julio César?  ¿O Napoleón? Hay que aplicar los filtros del siglo XVI y hay que ver cuáles eran los patrones de comportamiento de entonces para comprobar que lo que hicieron estaba dentro de esos patrones de comportamiento, y estaba dentro de lo que entonces era normal y hoy no lo es.

Pizarro

«Pizarro era una persona que creía que estaba llamado a hacer algo grande»


La historia está contada en dos tiempos: el siglo XVI y el año 2019 momento en el que una teniente de la UCO, Rebeca Parma, debe hacerse cargo del robo de un collar en la parroquia de Conquista de la Sierra (Cáceres).  ¿Por qué esta dualidad de tiempos?

Han robado un collar de origen inca. Un collar al que todos en el pueblo llaman el collar de los Pizarro y que genera que se abra una operación internacional para intentar recuperarlo.. Y todo esto me da pie para contar la historia de ese mismo collar. En aquel momento, cinco siglos atrás, cuando Pizarro y Atahualpa se encuentran frente a frente y el mundo cambia para siempre.


¿Por qué sitúas la trama más actual en Conquista de la Sierra?

Bueno, porque Conquista de la Sierra, que es un pueblecito cerca de Trujillo, en aquellos momentos era el señorío de los Pizarro y se llamaba La Zarza. Allí tenían los Pizarro su casona, su gran casa de campo donde radicaba el señorío. Hoy todavía se pueden apreciar las ruinas de esa casa, todavía hay elementos que permanecen muy bien conservados. Hay una torre exenta que se conserva estupendamente y allí está también la pequeña iglesia de La Zarza, que hoy es la Iglesia de Conquista de la Sierra donde se roba ese collar en 2019 en la novela. Y a partir de ahí toda la historia de ese collar en dos tiempos.


Ese collar nos lleva a preguntarnos ¿cuántos tesoros patrimoniales  importantes habrá diseminados por la España rural?

Fíjate que, en la novela, cuando la teniente Rebeca Palma recibe una llamada de su comandante es precisamente un Miércoles Santo. Por estos días, efectivamente, podemos comprobar la cantidad de tesoros que existen en las pequeñas iglesias, cuando en las procesiones se ve la cantidad de joyas que lucen algunas imágenes. Sí, claro que en todas esas pequeñas iglesias ahí  verdaderos tesoros, que cada vez están más desprotegidos, ya que hablamos de la España vaciada, y en muchos pueblos buena parte de la población que ya no está, y no puede hacerse cargo de tal cantidad de elementos patrimoniales que hay por esas iglesias.

Vayamos a conocer ya a Francisco Pizarro. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención durante la labor de documentación sobre él?

Lo primero que llama la atención de Pizarro es la falta de información de sus primeros años. Se sabe que era hijo ilegítimo de un afamado capitán, de Gonzalo Pizarro “el largo”, que había estado con los Reyes Católicos en la toma de Granada y con el Gran Capitán en las guerras de Europa. Pero se sabe poco más. Se cree que pasó a Sevilla y que allí ya se embarcó para las Indias. Pero lo que sí llama mucho, muchísimo la atención de Pizarro es que cuando él se embarca para la conquista del Perú, ya tiene 50 años. Es decir, era el más viejo de la hueste conquistadora en aquel momento. Era ya un capitán muy conocido en las Indias, pero ya un poco pasado de edad. Y por otra parte, ya tenía fortuna suficiente. Es decir, no era una persona que necesitase el dinero para vivir el resto de sus días. Se embarcara en todo esto arriesgando su vida, arriesgando toda esa fortuna que tenía y siendo el más viejo. Y uno llega a la conclusión de que en realidad es una persona que creía que estaba llamado a hacer algo grande. Yo siempre había estudiado la figura de Pizarro como un conquistador más que tuvo quizá un poco de suerte por encontrarse el imperio Inca dividido. No, no, él sabía muy bien lo que quería, estaba absolutamente convencido de que estaba llamado a hacer algo grande en la historia. Incluso cuando todos sus hombres, o prácticamente todos, lo abandonan él, en el famoso episodio de los 13 de la fama, hace la raya en el suelo, se sitúa del otro lado de la raya y dice: “Quien quiera que me siga y quien no, que se vaya a vivir la vida anodina que podía haber tenido en Castilla sin necesidad de venir». Además tenía una fe inquebrantable, primero en Dios como todos los hombres del siglo XVI, y también tenía fe en sí mismo.

José Luis

«Las crónicas de Juan de Betanzos y el Inca Garcilaso de la Vega, nos cuentan muy bien cómo vivían los incas antes de la llegada de los españoles»

 

Y con una gran fortaleza física.
Es tremendamente fuerte. Llama la atención también la resistencia física que demostró en esta expedición, cuando incluso cuando sus hombres se mueren de hambre, literalmente, cuando ya no queda otra que comerse a los caballos, no hay raciones de comida suficientes, él renuncia a su comida. Muchos de sus hombres mueren y él sigue adelante con una salud que admiraba a sus propios hombres.

Y también me llama mucho la atención una circunstancia que incluso creo que lo humaniza mucho más. ¿Hasta qué punto le preocupa agradar a su padre, intentar que se sienta orgulloso de él?

Es una de aquellas versiones. Los historiadores están divididos en esto. Hay quien dice que efectivamente su padre no le dio el apellido hasta que él no tenía unos 14 años. Y fue porque su abuelo, debido al parecido físico del niño con su hijo le obligó a reconocer a ese nieto. Es la versión que yo he querido creer. En la novela he reflejado a ese hijo que quiere demostrar que ese apellido se lo tiene que ganar aunque sea a la postre, aunque sea ya con su padre muerto.  Ser merecedor del apellido Pizarro, que era una familia ya muy reconocida, en Trujillo eran señores de abolengo, era un buen apellido entonces, y él quiere demostrar que lo merecía. Sin embargo, hay historiadores que dicen que no, que Pizarro en realidad fue reconocido desde el principio. Era hijo ilegítimo, pero fue reconocido por su padre desde muy pequeño. No me casa a esa versión con muchas de las cosas que después hizo Pizarro y con muchas de las versiones que dan los historiadores. Y por eso yo he querido creer en esa versión del el hijo ilegítimo y reconocido tarde. Una de las cosas en las que se basan los historiadores para creer en esta versión es que en el testamento de su padre los nombra a todos sus hijos, a todos, incluido otros dos ilegítimos que tuvo y varias hijas ilegítimas, pero no a Francisco Pizarro.

Dibujado ya el perfil  de Francisco Pizarro, ¿cuáles son los trazos principales del perfil de Atahualpa?

Atahualpa era un gran guerrero, un líder natural del poderosísimo ejército de los Incas. Y era un hombre ambicioso. De hecho, provocó la Guerra Civil incaica porque no quiso darle el poder a su hermano Huáscar basándose en que tenía detrás el apoyo del ejército, que era fundamental para mantener la amplísima superficie que ocupaba el Imperio Inca. Era un hombre poderoso, un líder natural muy fuerte, también un gran guerrero, un gran estratega que era depositario de generaciones atrás fue el grandísimo Imperio Inca y que tuvo la mala suerte de encontrarse con los españoles en aquel momento de declive del Imperio Inca.

lágrimas de oroEsta es ya tu quinta novela José Luis. ¿Cuál será el tema elegido para la próxima?
Creo que la conquista de América, como hemos dicho al principio, es un tema bastante controvertido, pero creo que si se cuenta bien y si se cuenta llevando al lector al siglo XVI y a cómo se vivía entonces, es un tema fascinante que, además, es parecido hoy en día al descubrimiento de vida humana en otro planeta, lo cual creo que merece la pena ser contado y merece la pena que se cuente bien.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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