Valores en esencia

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En la vida nos guiamos por los valores, los cuales están interrelacionados con nuestras creencias. Es por esto que, desde el Coaching, te propongo ser consciente de cuáles son los tuyos, y así comprender las posibles incoherencias que se generan entre la vida que deseas vivir y lo que realmente estás viviendo

Estaba confundida. Creía que uno de mis grandes valores era la lealtad, entendida sobre todo desde los demás hacia mí. Ya digo que me equivocaba. Me he dado cuenta hace tan sólo unos días, mientras entrenaba esta habilidad propuesta por Irina de la Flor, coach especializada en consciencia.

Resulta que una de nuestras amigas fue cuestionada por varias personas, que entraron directamente a juzgarla. Una de mis personas más cercanas salió en su defensa lo que, en principio, me asombró tanto como me gustó. Esto último, por ser nuestra amiga; lo del asombro, porque él no suele ser dado a sacar la cara por nadie.

El caso es que recordé que unos meses atrás yo misma había sufrido una situación similar a la de esa amiga. En aquel momento, nadie salió siquiera a apoyarme. Fue entonces cuando algo me resonó, llegando a enojarme y, claro, así se lo expuse a él.

Después, reflexioné un poco más y me di cuenta de que me había precipitado. Esa lealtad que yo reclamaba no era, en realidad, uno de mis valores, sino que pertenecía a uno de mis mayores de referencia, que me educaron.

Yo lo había asimilado como tal, aunque ese valor, aún siendo importante, no era uno de mis prioritarios. Pude entender que me estaba comportando desde una de mis creencias limitantes, asumidas por mí posiblemente durante la infancia.

 

Ego o esencia

La epifanía, que se saldó con una disculpa por mi parte, rogándole que me “devolviera esas palabras que le había dicho”, se la debo a la sabiduría transmitida por Irina de la Flor durante una de las sesiones del programa “Entrena tu mente, despierta tu consciencia”, que durante diez semanas y en formato online desarrolla diversos aspectos relacionados con el Coaching.

Justo unos días antes del hecho que os relataba más arriba, esta experta dedicó la sesión al tema de los valores, proponiéndonos a los alumnos que puntuáramos un total de 27 conceptos enunciados por ella en una escala del 1 al 10, respectivamente mínimo y máximo.

Con el 10 únicamente podíamos puntuar tres de esos valores, haciéndonos confrontar mediante preguntas si realmente se trataba de conceptos relevantes y cómo los integrábamos en nuestro día a día.

Se trata de una práctica sencilla pero profunda, que antes de terminar este post deseo compartir con vosotros. Pero previamente me gustaría explicar desde dónde parte todo esto.

“Los valores son las propiedades que le damos a las personas, a las cosas o a las situaciones para ponerlas por encima de otras, lo cual significa que les damos más peso”, dice Irina de la Flor; “Cada valor tiene un componente mental, más frío y proveniente del ego y otro emocional, que forma parte de nuestra esencia”; “Según esto, en función de lo que pienso o siento, escojo elementos provenientes del ego o de la esencia”.

Dice esta experta en Coaching de la Consciencia que en ocasiones “no somos coherentes entre los valores que ponderamos y las actuaciones que llevamos a cabo, lo cual nos produce sufrimiento”.

Tales contradicciones se expresan mediante incongruencias que nos revelan dónde está el malestar. Si hay incoherencia entre el corazón y la mente puede ser porque los valores se ven interceptados por nuestras creencias, “que es la forma que tiene la mente de engañarnos, dado que su función principal es la de salvaguardar nuestra supervivencia”, dice De la Flor.

Por tanto, si el valor nace de una creencia limitante, orilla en la mente; si nace en la emoción, puede provenir bien de la mente, bien del corazón; “Si no revisamos de dónde vienen los valores, podemos llevar una vida guiados por lo que nos hace sufrir, por lo que hay que colocarlos y revisarlos” dice esta experta, que nos propone un truco: “toda persona que nos moleste tiene que ver con un valor desviado y contaminado por la mente, conectado con el ego”; “Por ello, es preciso detenernos y comprobar dónde sufrimos, desmenuzando qué es lo que dice nuestra mente, poniendo foco en el origen”.

 

¿Cuáles son tus valores?

Te propongo que realices la práctica de los valores, para que identifiques cuáles situarías en el podio de tus preferencias.

  1. Puntúa, en la siguiente lista de valores, aquéllos que sean relevantes para ti. Hazlo manejando la escala del 1 al 10, respectivamente para el de menor y mayor valor.

VALORES: éxito (consecución de resultados), crecimiento (progreso), aventura (riesgo), afección (amor), competitividad, cooperación, creatividad, seguridad económica, fama, felicidad (en el entorno familiar), libertad (independencia), amistad (relaciones humanas), salud, servicio (ayuda), paz interior, integridad, interacción, lealtad, orden (estabilidad), desarrollo personal, ocio (diversión), poder (control), espiritualidad, responsabilidad, respeto (también a uno mismo), riqueza (dinero), sabiduría.

  1. Escoge entre los que hayas puntuado con 10 tres de esos valores. Si has elegido alguno más, descarta los sobrantes.
  2. Te invito a que te hagas las siguientes preguntas: ¿Qué es importante en mi vida?, ¿Qué valores elijo?
  3. Te propongo que ahora te cuestiones lo siguiente: ¿Qué es lo que realmente quiero, deseo?, ¿Qué es lo que realmente hago?
  4. Cruza ahora la información de ambos apartados. Comprueba las posibles contradicciones e incongruencias.
  5. Pregúntate ahora qué es lo que estás dando por hecho y qué piensas cuando haces las cosas.
  6. Te propongo que vayas anotando todas tus respuestas en tu Diario Coaching. Déjate fluir para que tu corazón, alineado con tu mente, te lleve a las respuestas.

La práctica puede ocuparte varios días. Te invito a que te des tu tiempo, el que requieras, hasta que sientas que lo tienes resuelto. Y recuerda que, tal y como dice la coach Irina de la Flor, “la ignorancia nos lleva al sufrimiento y el conocimiento, al equilibrio”

¡Feliz Consciencia de los Valores! ¡Feliz Coaching!

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