Cada año se detectan en España unos 2.000 nuevos casos de esta enfermedad neurológica, de la esclerosis múltiple, que generalmente comienza a manifestarse en personas de entre 20 y 40 años, lo que la convierte en la enfermedad neurológica más frecuente en adultos jóvenes y en el trastorno neurológico discapacitante no traumático más común en este rango de edad. Afecta más a las mujeres, en una proporción de tres de cada cuatro casos, y en los últimos años se ha estado observando no solo un aumento en el número de casos, sino también en el porcentaje de pacientes del sexo femenino y en la edad de inicio de los síntomas.
Aunque un pequeño porcentaje de los pacientes experimentan formas “progresivas”, sin brotes, desde el inicio de la enfermedad, los brotes que origina la esclerosis múltiple son episodios de afectación neurológica que pueden remitir totalmente o hacerlo de manera parcial y originar secuelas funcionales.
La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica que, dependiendo de la inflamación, la desmielinización y laneurodegeneración que se vaya ocasionando, originará mayor o menor grado de discapacidad funcional en el paciente. Tras varios años de evolución de la enfermedad, más del 50% de los pacientes tienen una afectación importante que les limita su calidad de vida y más del 25% de los pacientes ingresan en el hospital anualmente por recaídas de la enfermedad o por complicaciones relacionadas con la evolución de la enfermedad.
Como afirman los profesionales de la Sociedad Española de Neurología, SEN, los síntomas de estos episodios pueden ser muy variados, ya que depende fundamentalmente de la zona del sistema nervioso central que se haya visto afectado.
Y es que la esclerosis múltiple es una enfermedad en la que, por error, el sistema inmune ataca a la mielina (la envoltura que protege las fibras nerviosas) lo que origina defectos en la conducción de los impulsos nerviosos. En todo caso, los síntomas iniciales más frecuentes son alteraciones de la sensibilidad en las extremidades, la cara o el tronco, visión borrosa o doble, falta de equilibrio o dificultades para caminar o coordinar los movimientos.
La espasticidad y la fatiga son síntomas muy frecuentes en los pacientes con esclerosis múltiple. La espasticidad, presente en el 80% de los pacientes, afecta al movimiento, al control de los esfínteres y a la articulación de las palabras y suele ocasionar espasmos musculares frecuentemente dolorosos.
Por otra parte, el 95% de los pacientes puede desarrollar fatiga a lo largo de la evolución de la enfermedad; es un tipo de fatiga que no desaparece con el descanso y que aumenta con el calor y el estrés. Además, hasta un 71% de los pacientes desarrolla problemas cognitivos, lo que ocasiona importantes repercusiones en las relaciones familiares, sociales y, sobre todo, en el ámbito laboral. Casi el 80% de los pacientes con esclerosis múltiple presentan otras comorbilidades siendo las más frecuentes la ansiedad y la depresión.
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